sábado, 11 de mayo de 2013

Madrid ya no mola tanto.

Y en octubre, cuando andaba yo allá por el frío, llegó él, un tipo de mirada perdida y gesto perplejo. No nos conocimos hasta dos meses más tarde. Ya al primer vistazo caí perdidamente enamorada. Cuando se estableció la confianza necesaria en estos casos, le acerqué el objetivo de mi cámara. Posó para mí sin miedo ni vergüenza. A veces serio, a veces curioso y a veces harto. 
Se convirtió pues en mi mejor modelo. 

Quién me iba a decir a mí que un bicho tan redicho me quebraría los cimientos.
Quién me iba a decir a mí que un señor tan descarado me apagaría las luces de Madrid.
Quién me iba a decir a mí que un caballero de tan insolente estampa me iba a coser al pecho la pena de vivir tan lejos del sur.


Yo, que nunca he querido ser madre, miro a este señor y pienso que igual es que no lo he pensado bien, no?

Yo, que puede que algún día sea madre, lo único que quiero ahora es ser tía...

Se llama Pablo, mide apenas medio metro y sonríe todo el rato.

6 comentarios:

  1. Felicidades por tu sobrino es muy lindo. Alegría de volver a leerte. Saludos.

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  2. Anda pues vente pal sur con este muñeco!!!!!

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  3. ¡Qué cosita más bonita! Enhorabuena.
    Yo siempre quise ser tía, pero como no pudo ser, soy madre, que también está muy bien.

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  4. Es una monada, y estoy contigo, mi sobrino también me ha robado el corazón, ains

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  5. no había leído este post tan bonito!!!
    fd: unidades :)

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  6. El tiismo es un peligro, porque es muy bonito, pero se corre el riesgo de eliminar toda gana de ser madre. Que es para todo el rato. Y el sobrinismo no.

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