Estoy segura de que el desfile del Orgullo Gay es uno de los acontecimientos anuales más divertidos de la capital. Disfrutan por igual niños y mayores, se respira la alegría y el buen rollo, todo el mundo sonríe (cosas extrañísima en una gran ciudad como ésta) y los colores de la bandera lo inundan todo. Predican la libertad y el derecho de elección.
Me impactó ver en el escenario de Plaza de España a diversos colectivos gays de países donde la homosexualidad es perseguida y castigada con la cárcel e, incluso, con la muerte.
Bravo por nuestro país, que los acoge solidariamente, les deja expresarse y da voz a sus reivindicaciones.
Bravo, Madrid...!!!
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