Venidos a menos

Entre mis sueños de futuros viajes nunca ha estado el Caribe, pues no soy muy de playa ni de palmeritas y, además, los moquitos locales acabarían conmigo. Yo soy más urbanita, me gusta el frío y las ciudades con historia, pasear por los cascos antiguos y ver gente, mucha gente.

Así es que nunca se me había pasado por la cabeza viajar a Cuba. Hasta que he descubierto la web Eastman Images y he visto estas extraordinarias imágenes.

Casi comienzo a fibrilar de la emoción, ¿de verdad esto está en Cuba?

No puedo explicar muy bien el porqué de mi pasión irracional por los edificios antiguos SIN RESTAURAR, pero lo intentaré. Un edificio antiguo restaurado pierde casi toda su esencia, le borran la memoria y ya nunca más podrá contar historias del pasado. Me gusta cómo huelen las casas viejas, adoro el olor de la decadencia en sus muros.

Entiendo, por otro lado, que hay que mantenerlos y arreglarlos, eso está claro, si no se caerían. Pero hay muchas maneras de hacerlo, aunque, eso sí, respetar las huellas del tiempo no es barato. 

En fin, es que para mí es una adicción, no puedo pasar por delante de un edificio abandonado y no quedarme mirando; qué no daría yo por poder entrar.

Y ese es mi mayor sueño, mira por dónde me ha venido a cuento: comprar una casa antigua señorial, arreglarla y vivir en ella. Pero que tenga trastos dentro, muchos trastos, y muebles, y desconchones bien grandes, y un escalón de mármol roto, y maletas viejas, y techos muy altos, y puertas de madera vieja, y suelos hidráulicos, y radiadores de hierro con relieves, y molduras en paredes y techos, y libros viejos y rotos, y una bañera con patas, y una cómoda llena de fotos antiguas, y una silla rota, y una chimenea con el mármol tiznado, y un cuadro encima de ella con un señor muy serio con bigote y fusil al hombro! Con sólo imaginarlo ya soy feliz, no tiraría nada, todo encontraría su sitio en mi casa...

No, a mí las casas nuevas no me gustan. Que no digo yo que no sean bonitas y tengan su aquél, pero es que a mí no me gustan, me parecen tristes y anodinas. No tienen nada que contar.

Pues nada, mientras no me toque la lotería, tendré que seguir soñando... Y planeando un viajecito para Cuba, mi amol!!