Hay gente que necesita escribir todos los días, lo necesitan, y las palabras les fluyen con asombrosa facilidad. Yo no. Yo me siento delante del folio en blanco y me bloqueo, me quedo también en blanco, me paraliza el pánico a que no le interese a nadie lo que tengo que decir. Entonces me levanto de la silla y cojo distancia. Me siento en el sillón, tomo un libro y comienzo a leer, disfruto de que lo que escriben los demás, admiro su fluidez y su capacidad para crear historias, contarlas bien y hacer disfrutar al lector. Mientras, a ratos, alzo la vista y observo el folio encima de la mesa. Ahí sigue, en blanco. Y no puedo evitar preguntarme si el autor de la obra que tengo entre las manos se sentó alguna vez a distancia de un amenazante folio en blanco, pensando que así era mejor, lejos, porque a quién podría interesarle lo que él tenía que contar.
No, seguro que no.
Foto: Fog Linen
Sigue escribiendo con el corazón, porque es maravilloso todo lo que estás haciendo. Me he quedado alucinada y eso que no había visto la mitad de todo lo que tienes. Me encantan tus notas una auténtica bloguera en toda regla.
ResponderEliminarY luego no quieres que te llame "mona"... Si es que eres más mona!!!
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