Últimamente, me ha dado por meterme en la cocina y preparar multitud de platos que no siempre resultan como yo hubiera deseado. He de reconocer que le pongo más ganas que talento. Pero viniendo de mí, que he huido siempre de la cocina como de la peste, no es poco. Es que he descubierto que cocinar me relaja, con todo lo que ello conlleva: matizar, derretir, cortar, picar, batir, guarrear, fregar, montar, espolvorear, volver a fregar... Me encanta!
Y me frustro cuando el resultado no hay quien se lo coma. No sé por qué, pero se me resisten los platos orientales y árabes, no hay manera de que me salga ni uno en condiciones. Y, en general, nunca acierto con la sal, tiendo a ser pelín sosa. Menos mal que la cocina italiana no se me da nada mal, ya os pondré fotos y la receta de mi exquisita Parmigiana.
Eso sí, donde no tengo competencia (modestia aparte) es en la repostería. Qué arte que tengo yo con una manga pastelera en la mano, ojú! Mi especialidad son los cupcakes, que me salen de vicio, y las palmeritas de hojaldre (otra receta y foto que pondré). Pero no he tenido suerte con los "Macarons", que se me chuchurrieron desde el primer momento que los puse en la bandeja. Los horneé más por orgullo que por esperanza de que resucitaran, y, efectivamente, tal como salieron del horno, se fueron derechitos al cubo de la basura. En fin, que no me he dado por vencida aún, más que nada porque nunca sé qué hacer con las claras que me sobran después de hacer tarta de manzana, y la opción de los "Macarons" es la que más me convece. De todos modos, he leído que son muy dificiles de hacer y que lo normal es que no te salgan las primeras veces. Pues habrá que seguir intentándolo. Y si no, siempre nos quedará la opción de hacer hojaldritos con merengue.
Macarons. Photo by In Praise of Sardines
Y ésta es mi tarta de manzana. Buen provecho!
La receta, aquí.
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