La primera vez que salí de tiendas por Malasaña, me llevaron a Moskitas Muertas, en la Corredera Alta de San Pablo. Nunca había visto nada igual, era como entrar en un cuento, todo me recordaba a mi infancia, los Playmovil, Alicia en el País de las Maravillas, Mary Poppins, etc. Me sorprendió tanta imaginación para crear complementos. Entonces todavía era una tienda pequeñita. Hoy es una gran tienda llena de color, magia y fantasía, de la que te resultará muy difícil salir con las manos vacías.
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