sábado, 12 de junio de 2010

Placeres vs. deberes

Yo quiero entregarme a la reflexión y a las exquisiteces de la vida contemplativa. La lectura y la ensoñación, las músicas lejanas y la deliciosa sensación de ingravidez, las tertulias instruidas y el arte, los cafés de media tarde y las veladas de whisky solo y puro.

Risa, lluvia, meditación, sol... 
                               
 
   
Foto de Kirsten Hermann 

Pero eso es imposible, ¿cómo lo harán algunos para pasarse días, semanas, en estado de permanente abstracción?
La hipoteca y el euribor, la declaración de la renta y la subida del gas, la factura de Endesa y el lavabo atascado, el metro siempre lleno y el regueatón del vecino, las páginas amarillas y esos grandes hermanos, el novio yonki de la Jessi y sus botas del Strafalarius, los gases de la fabada y el efecto invernadero...

La mediocridad del mundo cercena mi escasa capacidad de abstracción.
Lo intentaré una vez más antes de tomar medidas drásticas.

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