Bueno, pues después de dos semanas, por fin tengo las fotos del concierto de Imelda May, así es que ya puedo contároslo.
Como todos sabéis, iba a ir con Mr. Pátula y tenía en mente convencerlo de algún modo para que me dejara ponerle un tupé. Pero por cosas de la vida finalmente me acabaron acompañando mi buena amiga R. y una pareja más de amigos. Para ir entonando, empezamos tomando unas cervezas en el Anticafé, que es uno de mis locales preferidos en Madrid. Ya sabéis, si a mí me gusta, significa que es de estilo retro...
Cuando llegamos al concierto ya estaba toda la gente dentro, así es que no pude deleitarme con el desfile de exquisitos estilismos ;-), aunque al entrar ya pintaba bien la cosa. Había gente de lo más pintoresca y yo me encontraba como pez en el agua. La sala Joy Eslava me sorprendió gratamente. Es un teatro pequeñito con una acústica impresionante. La planta baja y la primera estaban llenitas de gente, por lo que seguimos subiendo. Finalmente, en la penúltima planta encontramos un palco casi vacío y allí nos quedamos. Se veía todo de maravilla desde ahí arriba. Mi querida R. y yo nos pedimos unas cerves para que no decayera el ánimo (a 5 euros la cerveza, menudo despropósito!). Por cierto, en la barra aproveché para hacerme unas fotillos y así poder mostraros el look elegido, de lo más sencillito, por cierto.
El concierto empezó puntual. Me impresionó mucho ver a Imelda en carne y hueso, tiene un estilo y una personalidad aplastantes, una voz tan potente que ponía el vello de punta y un directo inmejorable. Lo mejor de todo fue ver la reacción de R., que no es amante de ese tipo de música, ni había escuchado nunca a Imelda. Se quedó perpleja ante mayúsculo espectáculo. Creo que se apunta para la próxima.
Imelda no paró quieta ni un momento sobre el escenario, con esos zapatos rojos con un tacón de vértigo... ¿Cómo lo hace para no caer muerta a los 15 minutos??? Desde luego, no tenía cara de estar incómoda, habrá que averiguar de qué marca son los zapatos de los conciertos. Llevaba un vestido precioso de color rojo con falda lápiz que le sentaba de maravilla. Del peinado no diremos nada nuevo; coleta alta rematada con su sempiterno tupé bicolor. Sonrisa roja y mirada afilada...
Foto: Tula Malcriada |
Foto: Tula Malcriada |
Yo no paré de cantar y bailar durante todo el concierto, uno de los que más he disfrutado en toda mi vida.
Imelda bromeó con el público y derrochó simpatía y buen rollito. Lo poco que habló no lo entendí, la verdad, porque no manejo ni un poquito el acento irlandés, pero me agradó la complicidad que estableció con los asistentes.
A mí se me hizo corto, no sé, igual fue impresión mía pero me supo a poco. Habrá que repetir, sin duda!