martes, 26 de abril de 2011

La Noche de los Libros


Mañana se celebra en Madrid, por sexto año consecutivo, La Noche de los Libros. He leído el programa de actividades y tiene muy buena pinta. Os lo podéis descargar de la página madrid.org. La librerías harán un 10% de descuento en todas las compras, habrá más de 200 escritores repartidos por Madrid firmando libros, exposiciones, encuentros, debates, presentaciones, etc.

Yo, para ser original, y en mi línea, iré a Tipos Infames y que sea lo que Zeus quiera...

Y no se me ocurre una manera mejor de celebrar días de palabras, que escribiéndolas. Y hoy me habéis pillado inspirada, cosa rara últimamente...


Amigos, por Tula Malcriada.

Lo que más le impresionó fue la brisa fresca en un día tan caluroso como había sido aquél. Yo le había hablado alguna vez de mi paraíso y de su buen clima, pero aún así no se lo esperaba. Había llovido durante toda la tarde y la tierra desprendía un delicioso olor a humedad, las hojas de los árboles brillaban y en el aire flotaba una delicada neblina. La noche invitaba a silla, manta y conversación. Y a él le venía bien un poco de charla terapéutica, pues aún no habían cicatrizado sus heridas.

Era tarde y los dos estábamos cansados. Él había hecho un viaje largo y, además, la cena de amigos se nos alargó más de la cuenta. Habíamos dejado las dos camas preparadas antes de salir, para acostarnos y descansar en cuanto llegáramos. Pero no aprovechar una noche como aquélla hubiera sido un terrible desatino.

- No me importaría venir a pasar aquí mis últimos años de vida -dijo él mientras se arropaba con la manta.

- Ésa es la idea -repliqué yo con el desdén del que se sabe afortunado-. Ahora sólo me falta encontrar a la persona que quiera compartir conmigo este paraíso. -Y por un momento tu imagen se me vino a la cabeza, porque me cogió desprevenida, pero rápidamente la espanté de un manotazo.

Nos quedamos los dos en silencio, disfrutando de las vistas. La antigua estación de tren al fondo, y mucho más lejos, clavadas en el horizonte, parpadeaban sin ritmo las luces de los molinos.

- En noches como ésta, el abandono sabe menos amargo -susurró. Yo le compadecí.

De sus ojos brotaron un par de lágrimas discretas, contenidas, resignadas. Los cerró y pronunció lentamente su nombre, el de ella: Clara...
Yo cerré también los ojos, y casi sin darme cuenta, a traición, se me escapó tu nombre... el tuyo...

Derrotada, vencida por la evidencia, lloré por los pasos desandados, o quizás nunca dados. Así, en silencio, los dos os lloramos largo rato. Con rabia yo, con costumbre él.

Sin prepararlo, sin preverlo y sin pensarlo nos acercamos lentamente, sin decirnos nada, con miedo pero con decisión, ansiosos de piel nueva, prestos a hacer poesía con los versos rotos de nuestras almas.

Aquella noche fresca, y por unas horas, vuestros nombres murieron ahogados en un mar de besos azorados, hambrientos, vivos aún...

lifeslittlesuprises.tumblr.com
Que paséis una feliz semana.

miércoles, 20 de abril de 2011

Te odio...

Nos vamos de vacaciones! Estaré desconectada hasta el domingo. Os deseo buen viaje a los que viajéis, y que lo paséis genial allá donde vayáis.

Os dejo un vídeo un poco tristón, pero que me gusta mucho. Me lo enseñó una buena amiga. Gracias por escucharme durante horas eternas y por tener siempre una sonrisa y un buen deseo para mí.
Gracias, Belén, estoy deseando volver a verte.


Te odio porque siempre sigues ahí...

domingo, 17 de abril de 2011

Mis cosas infames...


The Selby
Al final va a ser verdad eso que decía mi madre de que padeceré Síndrome de Diógenes a una edad muy temprana...
Pero es soy incapaz de deshacerme de mis cosas. Por más que las miro y las remiro, intentando ver de cuál de ellas prodría prescindir, no hay manera, son mis cosas, MIS COSAS, y las necesito conmigo, aunque sólo sea para mirarlas y poder decir "ahí están, míralas, son mis cosas y siempre van conmigo"
Mi piso es muy pequeño y la verdad es que ya está un pelín saturado. Así es que debería de poner en práctica la teoría del reciclaje decorativo: por cada cosa nueva que entre en casa, debería de salir otra. Parece una buena solución, no? Pues no, eso es traición! No puedo tirar mis cosas de toda la vida, las que me han acompañado siempre fielmente, las que me traen tantos recuerdos y que si pudieran hablar contarían de mí más que mi propia familia. No, lo siento, el hecho de que entre un ser inerte más en mi vida, no me da derecho a darle una patada a mi historia. 

Pero a qué llamo yo “mis cosas”? Pues básicamente, mis cosas son mis libros , mis lámparas, mis colgante,, broches y anillos. Pero sobre todo, mis libros. Compro libros por vicio. Algunos los compro porque son bonitos, aunque sé que no los voy a leer. Es lo que me pasa con los libros antiguos. Hace poco me compré en el Rastro un tratado de matemáticas en alemán... No digo más. Seré librofílica? O se dice bibliofílica? Voy a registrar el término.

Me he planteado comprarme un Ebook de esos, que dicen que son muy útiles. Pero creo que finalmente no lo voy a hacer porque a pesar de eso no voy a dejar de comprar libros físicos. Los libros son su olor, sus palabras expectantes, deseosas de ojos curiosos, sus pastas duras o blandas, el tacto del papel, el efecto del tiempo en sus hojas... Nunca dejaré de comprar libros, ésa es mi cruz. Pero es que ya no caben más...

Hace una semana juré por Paul Auster que no volvería a comprar libros en al menos seis meses. Desde entonces, he comprado 5... Dos de ellos son de mis autores favoritos, Monzó y Nothomb. Otro, de Clarice Lispector, apuesta segura. Y los otros dos los compré bajo coacción y amenazas. Bueno, no fue exactamente así, pero decirlo hace que me sienta menos culpable. Son “Rojo y Negro” de Stendhal y “Santos que yo te pinte”, de Julián Rodríguez (demonios se tienen que volver) :-P
Me los recomendó un amigo amante y entendedor de libros; lo que a mí me hacía falta, vaya, alguien que me dé argumentos para seguir comprando...

Tula Malcriada
Y para colmo, hace dos meses descubrí un garito en Malasaña, Tipos Infames, que se ha convertido en mi perdición. Es un café-librería de lo más cool (o cult-cool) del que soy incapaz de salir con las manos vacías. A partir de ahora les llamaré “Malditos Infames!”. Aunque, dejando a un lado mis vicios y falta de autocontrol, diré que es un garito muy recomendable: buena selección de vinos, buena selección de libros, cursos de cata, presentaciones y muy buen ambiente. El negocio lo regentan tres socios la mar de amables y siempre dispuestos a hacerte una buena recomendación literaria. El local es antiguo y tiene el encanto de la piedra, las vigas y las tuberías vistas. La decoración es adecuada aunque yo cambiaría las sillas. Tienen las Nordmyra de Ikea, que no están mal, pero quedaría mejor alguna silla de diseño retro industrial, como la Tolix, en cualquiera de sus versiones. 

Éste lleva camino de convertirse en uno de mis “sitios para perderme” preferidos de Madrid. No dejéis de visitarlo. Está en la calle San Joaquín, 3.

Blog de Adolfo
A la carta para dos

sábado, 9 de abril de 2011

Nena, tú siempre provocando!

Antes de empezar a poner fotos guarras, quiero agradecerle a Mademoiselle Lulú, una rubia de mediados del siglo pasado, pero que se conserva sorprendentemente bien, su nueva sección bloguística de recomendaciones literarias para Tula, o sea, esta humilde servidora. Es que la rubia controla un montón de libros y yo ya estoy un poco harta de mis autores de siempre, quiero descubrir cositas nuevas que me agraden y me sorprendan. Y nadie mejor que ella para dichas recomendaciones.

Se aceptan sugerencias. 
Por favor, abstenerse best seller. Gracias. 

Y ahora demos paso a las fotos guarras. 
Que paséis un fin de semana genial!

weheartit
weheartit
Melissanoir.trumbl.com
weheartit
yellow on board
weheartit

domingo, 3 de abril de 2011

El Guincho, conciertos y peli.

Llevo un par de días atontada con este vídeo y esta canción. Me encanta! La primera vez que lo vi me fascinaron las imágenes, la tonalidad y ese tufillo horterilla predominante. Pero después me ha empezado a gustar también la música, a pesar de que los samplers y los ritmitos africanos nunca han sido mi fuerte. Este vídeo sirve como trailer a la película Bombay, de Nicolás Medem.

Vedlo y decidme si no os parece hipnótico.


Aprovecho para contaros que mañana lunes estarán The Wave Pictures en la sala Nasti, en Espíritu Santo, y que esta menda no se lo va a perder. Os veré por allí?



Y ya que estoy tan musical hoy, os contaré mis planes conciertísticos para abril.

El viernes 8 veré a Funambilista en la Bisú Lounge Club. Es mi primera vez y creo que no va a ser la última.


El domingo 10 tocarán y cantarán a dúo en el Libertad 8 Rocío Ramos y María Rozalén. A Rocío Ramos la vi hace un par de semanas en el Búho Real, y me dejó ojiplática con su manera de tocar la guitarra. Mirad esto.


El miércoles 13 toca Paco Cifuentes en el Libertad 8. El viernes 15, en la sala Galileo Galilei. Y mucho se me tienen que torcer las cosas para que no vaya a los dos...


El jueves 14 estarán Varry Brava en la sala Wurlitzer Ballroom, y yo, por supuestísimo, no me lo pienso perder. 




Y creo que ya está. Por ahora, jejeje...

Y para compensar tanto movimiento, iŕe esta semana a ver La Vida de los Peces, de la que ya os he hablado en algún otro post. Es una obra de arte del director chileno Matías Bize, que se ha estrenado este fin de semana en España. En Madrid la proyectan en los cines Princesa. Yo la he visto más de 10 veces, y no pienso perder la oportunidad de verla en pantalla grande. Si hay una película que yo salvaría de un hipotético fin del mundo cinmatográfico sería, sin duda, La Vida de los Peces. Y ya que estoy, diré que el protagonista, Santiago Cabrera, es mi amor platónico del mundo mundial, es guapo que te cagas, que no? Lástima que casi no le entiendo cuando habla... y eso junto con mi acento andaluz, haría inviable nuestra relación. Así es que, Santiago, no me busques, lo nuestro es  comunicativamente imposible, de todas todas. 





Y ella, Blanca Lewin, ¿no os recuerda al actor Lian Neeson? 

Sí, será la envidia...

Feliz semana a todos!

viernes, 1 de abril de 2011

Querido seguidor anónimo...

El otro día, al leer uno de los comentarios del post del día 13 de marzo, me llevé una grata sorpresa. Es más, me quedé perpleja. Alguien que había leído mi paranoia, se había tomado la molestia de continuarla. Me sentí inmensamente importante; a alguien le había parecido lo suficientemente interesante lo que yo había escrito, como para dedicar unos minutos a continuarlo. Y me sorprendió el estilo, la correción gramatical y expresiva, la capacidad del redactor para contagiarnos de la angustia del protagonista. Inmediatamente decidí que haría un post dedicado a ese gran comunicador anónimo. 

Esta mañana, ya hacia el mediodía, he recibido la llamada de un compañero. Me ha dicho: "Hola Tula, yo soy el escritor anónimo". Menuda sorpresa! Nunca hubiera imaginado que fuera él. Me ha encantado saber que cuento con gente tan sabia y tan genial en mi vida diaria. Espero que ésta no sea la última vez que nuestras letras se unen. 

GRACIAS!

Os pongo primero mi paranoia (mil perdones por dar prioridad a un texto a todas luces, y en comparación, mediocre), para que sepáis de lo que va el tema, y a continuación copiopego el texto genial de mi amigo. Dejaros sorprender y disfrutadlo.


- ¿A qué hora llegaste anoche? No escuché la puerta. 
- Ya, es que entré con mucho cuidado porque supuse que estarías dormida.
- Ah. Pues ya me podrías haber dicho algo, ¿no?
- No te quería despertar. 
- Gracias. ¿Pero a qué hora llegaste? 
- No sé, no era demasiado tarde... las dos, quizás...
- Pues cuando te metiste en la cama yo abrí un ojo y vi que eran las 4 y media. 
- ¿Entonces para qué preguntas?
- Y tú, ¿por qué mientes?
- No miento, es que no me acuerdo muy bien.
- O sea, que llegaste borracho, ¿no? 
- No, tampoco bebí tanto, un par de cervezas y alguna copa...
- Antes, cuando llegabas tarde a casa y un poquito bebido, me despertabas con 
  mil besos y me hacías el amor hasta el amanecer... Eran nuestros mejores 
  polvos.
- Bueno, es que no sabía si tendrías ganas.
- Antes tampoco lo sabías y no te importaba.
- Es que estaba cansado, y además, eres tú la que siempre pone pegas.
- Antes no te importaba estar cansado, y si ahora te digo que no, es porque a lo 
  mejor ya no sabes seducirme; con los años lo has convertido en algo metódico, 
  necesario y aburrido. 
- O sea, que anoche me hubieras dicho que no.
- Posiblemente. 
- Entonces, ¿qué es lo que quieres? 
- Que me quieras a mí como a ella. 
  O que me dejes...
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«Que me quieras a mí como a ella.
O que me dejes...»

No lograba quitarse la frase de la cabeza.

Cerraba los ojos y trataba de hacerlo, pero volvía una y otra vez, como el eco rebotando en las paredes de una angosta y sinuosa caverna. Después de tantos años, de tantos hermosos recuerdos. Después de tantas adversidades y tanto infortunio, y siempre juntos… ¿Así terminaba todo?

Pulsó el botón del ascensor sin ganas. Apenas había dormido, y debía de ser notorio, pues la secretaria del director no dejaba de lanzarle fugaces e incómodas miradas. Por alguna extraña razón, siempre coincidía con ella. Debió de ser una mujer hermosa tiempo ha, pero de eso apenas quedaba nada, excepto su altivez. Era una señora descortés, que no sabía guardar las formas y que solía despacharte con un frío “no está disponible en este momento”, sin apartar siquiera la vista de lo que estuviera haciendo. En el caso de que necesitara ver al director e insistiera, la cosa podía ir a peor. Supongo que precisamente esa era su función en la empresa, una especie de Can Cerberos griego, que vigilaba la puerta del Hades impidiendo la salida de los muertos y la entrada de los vivos.

Salió del ascensor en silencio y se dirigió a su puesto. El ordenador seguía encendido desde ayer. Ya nunca lo apagaba, le molestaba tener que encenderlo cada día. En otra etapa de su vida le hubiera parecido impensable, pero ya no le importaba el medio ambiente. De hecho, apenas le importaba nada.

Hoy no tomaría café, no tenía cuerpo. Desbloqueó el ordenador y abrió el cliente de correo. Veintiocho correos sin leer. La mirada fue directamente hacia uno.

“Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien... ¿Cuándo nos vemos?”

Hacía tiempo que no se lo pasaba tan bien… - repitió para sí mismo. Las palabras de Tula eran bien distintas.

« a lo mejor ya no sabes seducirme; con los años lo has convertido en algo metódico,
necesario y aburrido. »

Como siempre la culpa es mía. –pensó- Soy yo el que la tengo que seducir.

Siempre siguiendo el camino fácil de la auto-exoneración.

Soy yo el que se tiene que esforzar, llevarla a sitios bonitos, hacer regalos diferentes y románticos fuera de las fechas señaladas, hacer regalos diferentes y románticos también en las fechas señaladas.

Decirle que está guapa, a pesar de que hace años que dejó de preocuparse por estar bonita. Sus compañeros y otros hombres por la calle se lo dicen, pero yo no.

Paró de reírse con mis bromas, y aquellas manías que me hacían diferente, ahora me hacen parecer inmaduro.

Lo que le gustaba de mí, ahora le parece irritante.

Pero yo soy el culpable de todo esto – musitó con tristeza -. Con los años lo he convertido todo en algo necesario y aburrido.

«Que me quieras a mí como a ella»