Queridos y queridas malcriadas: Sí, hoy toca post ñoño.
Advertencia para los hiperglucémicos: Muy ñoño.
Ahí va.
Balance anual (aunque juré que no lo haría, pero me apetece): en resumen, ha sido un año diferente, intenso y muy muy social. El último trimestre ha compensado con creces el desorden vital y mental que venía padeciendo hasta ese momento. Interpelemos a Zeus para que me proporcione un 2012, como mínimo, igual de fabuloso que el final del 2011.
¿Os he dicho que finalmente he sucumbido a los encantos del eBook? Pues sí, ya tengo uno y (ssshhhh...) estoy encantada. La tecnología ha entrado este año en mi casa por la puerta grande: eBook, móvil nuevo, ordenador nuevo y lavadora-secadora nueva. ¿Qué será lo próximo?
Si tengo que elegir un libro, me quedo con Tangram, de Juan Carlos Márquez.
Si tengo que elegir una película, me quedo con El Hombre de al Lado, cinta argentina dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Merece la pena verla aunque sólo sea por el placer de poder olisquear cada rincón de la única vivienda unifamiliar que Le Corbusier construyó en toda América, la casa Curutchet, encargada en los años 50 por el cirujano Pedro Domingo Curutchet. Desde que murió, la familia la alquila al Colegio de Arquitectos de Buenos Aires.
Si tengo que elegir un grupo de música y una canción, me quedo, sin duda, con Two Door Cinema Club y su canción What You Know. Me pone las pilas desde el primer acorde. Descubrimiento musical del año! Y en agosto me voy a verlos al Arenal Sound.
En 2011 he ido a un montón de conciertos (sólo con los del Primavera Club ya podría estar más que satisfecha), pero me quedo con el que vi anoche en la Joy Eslava: Sôber promocionando su último disco, Superbia. Sin palabras.
Mientras exista Sôber y sigan entregándose de esa manera en el escenario, es imposible que desaparezca por completo mi vena rock macarra.
Loco, una de mis canciones preferidas. Arriba esos cuernos!!!!
Y llega el momento de los soporíferos, pero inevitables, agradecimientos y arrumacos.
En primer lugar quiero mandarle muchos besos a mi familia, de los que no hablo mucho aquí pero a los que extraño en la distancia. Menciono a menudo a mi madre porque no lo puedo evitar, la tengo muy presente, siempre me acompaña un recuerdo plácido, vital y nada dramático de ella, un recuerdo a la altura de lo que fue y de lo que merece su memoria. Pero algún día os hablaré de mi padre: un personaje peculiar y entrañable que me saca de quicio y me divierte a partes iguales. Un crack.
Quiero darles las gracias, como siempre, pero no me canso, a mis amigos, los de ahora y los de siempre; les deseo lo mejor para 2012 y espero que ni el tiempo ni el destino me alejen nunca de ellos.
Amor para los de siempre: Ro, Gon, Carlos, Mónica, mis primas, las hermanísimas...
Amor para los últimos en llegar (y suplicando a Dior que se queden conmigo mucho tiempo): Juanan, Maribel, Javier, Ricardo, Norma y Mr. A, el matemático ciclista nihilista. A este último: gracias por devolverme la literatura.
Y quiero aprovechar el empalago del momento para decirle por escrito a alguien algo que me cuesta mucho decirle de viva voz, pero es que me lo pide el cuerpo:
Te quiero, L.
Por el apoyo incondicional, por estar siempre para escucharme, por contar conmigo para los desahogos y los buenos ratos, por haber aparecido en el momento justo para hacerme ver que la vida es todo lo maravillosa que nosotros queramos hacerla. Por ayudarme a dejar atrás lo malo. Por dejarme ayudarte.
Por el gran cariño que me das sin tú saberlo y que me hace saltar las lágrimas ahora que lo pienso.
Para ti esta canción, porque no podría ser otra.
Gracias a todos vosotros, los que me leéis, por aguantarme un año más y darme tantos abrazos virtuales.
Y perdón por los olvidos, pero ya me conocéis...