Ya sé que os tengo muy abandonados a todos, que casi no hago nada en el blog y que tampoco visito los vuestros. No tengo perdón de Dior. Pero, y sabiendo que suena a excusa barata, es que no tengo tiempo de nada. Entre semana no paro un segundo en casa porque cuando no es cena con amigos es porque son cañas, y cuando no, merienda, y así eternamente. Y luego llega el fin de semana y... A viajar!
Ea, pues os voy a poner un post pesadísimo, para compensar las ausencias.
Hacía años que no viajaba tanto y con tanto placer como ahora. Resulta que antes no tenía el dinero suficiente para salir demasiado. Y ahora que tenía el dinero suficiente, no tenía con quién. Nunca me he planteado viajar sola, así es que la cosa pintaba mal.
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Mr... |
Pero todo cambió hace un par de meses.
Primero fue La Apujarra, después Toledo, y este fin de semana ha tocado Cantabria.
Lo cierto es que no me preguntéis si me han gustado las fábricas de jamones de Trevélez, el Monasterio de San Francisco de Silos o las cuevas de Altamira, porque no tengo ni idea. Ahora, eso sí, preguntadme por terracitas, restaurantes y bares de copas, que soy mejor que las Páginas Amarillas!
Podría deciros que os lo voy a ir contando en diferentes post y así hacerme la interesante, pero es que sé que después se me va a olvidar, o me va a dar pereza, o cualquier otra excusa inexcusable, y no lo voy a hacer. Así es que allá va mi crónica.
Vamos por partes.
La Alpujarra.
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Tula Malcriada |
Nos alojamos en un hotel maravilloso en el que yo ya había estado en otras dos ocasiones. Siempre es un placer volver. Se llama
Alquería de Morayma y está a 3 kilómetros de Cádiar. Merece la pena escaparse un fin de semana y disfrutar de las vistas, el clima, la gastronomía y el buen vino de la zona. No hay nada a 2 kilómetros a la redonda. Paz, paz y paz.
El hotel no es un hotel al uso; las habitaciones son casas independientes desperdigadas por todo el recinto. El silencio es impresionante; invita a la lectura, el descanso y la charla tranquila.
Nos dieron una habitación con su propio jardincito, del cual no pudimos disfrutar porque llovió tooooodo el fin de semana. Pero molaba un montón mirarlo por la ventana!
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Tula Malcriada |
No puedo decir nada malo de la habitación en sí, quizás sólo me pareció que la calefacción estaba demasiado alta.
Hacen sus propios vinos (que están deliciosos) y siembran muchas de las verduras que sirven en las comidas. El comedor es precioso, aunque para mi gusto la luz era demasiado fría. Toda la carta es un pecaminoso despliegue de manjares. Eso sí, prepárate para hincharte de patatas a lo pobre. Y nada de intentar comer light...
El hotel está lleno de rincones encantadores en los que te apetece sentarte y pasar un rato. Pero es que hay tantos...
Os aconsejo que vayáis y comprobéis por vosotros mismos si es un paraíso o no. Yo seguro que volveré.
Toledo.
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Tula Malcriada |
En Toledo nos alojamos en un hostal que se llama
Puerta Bisagra, y que está situado al pie de la, cómo no, Puerta Bisagra. La decoración muy cuidada (aunque no tanto en las habitaciones), el desayuno buffet bastante completo y una azotea con unas vistas preciosas. No estuvo mal, pero no volvería. Nos dieron la habitación de al lado de la recepción, con los ruidos e incomodidades que ello conlleva. Y lo que menos me gustó fue que tienes que llamar a la recepción cada vez que quieres que pongan o quiten el aire acondicionado. Ya os podéis imaginar... Por la noche parecía que estabas en el polo norte, pero cuando la quitaban te sobraban hasta las pestañas. Tanto cuesta dejar el mandito en la habitación????
De Toledo recordaré (y repetiré cuando vuelva) dos restaurantes geniales:
Alfileritos 24 y
La Abadía. En Alfileritos 24, una vivenda señorial del casco histórico, tomamos el Pica-Pica para 2 (delicioso) y el tartar de atún rojo con algas y guacamole (impresionante!). Pedimos el vino de la casa, y ni fu ni fa...
La Abadía, una Casa de Oficios del siglo XVI, tiene dos plantas. En la de arriba puedes tomar lo mismo que en la de abajo, pero arriba es más rollo taburetes y charleta de amigos, y abajo, en las cuevas, está el restaurante. Merece la pena esperar turno para que te den mesa abajo. Pedimos la selección de ensaladas (la perdiz en escabeche está de muerte) y ciervo (una de las carnes más sabrosas que he probado nunca). No recuerdo cuál era el vino de la casa, pero estaba muy rico.
Cantabria.
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Mr... |
No tenía ninguna preferencia sobre a dónde ir, sólo sabía que tenía que ser Cantabria. Así es que yo, que soy muy sibarita y amante de las casas antiguas y la buena decoración, decidí que eligiría el hotel que más me gustara, independientemente de la ciudad en la que se encontrara. Requisitos: buena comida, cama grande y bañera. Me enamoré automáticamente de
La Casa del Puente. Silencio, naturaleza, bicis, jacuzzi... Pero lo descarté cuando vi que estaba apartado de todo. Si resulta que la comida del hotel no te gusta, tienes que irte a otro pueblo y ya no puedes beber si tienes que coger el coche. O sea, no. Pero apuntado queda...
Así es que cogí la segunda opción: el
hotel Altamira, en Santillana del Mar. Es una casa preciosa situada en pleno centro de la villa histórica. La decoración está cuidadísima y hay saloncintos encantadores por todo el hotel. No nos alcanzó el tiempo para echar una partidita de ajedrez en el salón principal, cachis... El desayuno buffet no nos gustó, y, de hecho, sólo desayunamos un día de los tres que habíamos pagado. La habitación era gigante y perfecta. El baño también. Pero... nos dieron la habitación de la fachada principal y el ruido hacía imposible dormir hasta tarde. A las 8 de la mañana empiezan a pasar grupos de turistas, que si dame la cámara, que no, que nos la hemos dejado en el bus, que si has cogido chaquetilla, que si vaya rasca que hace y el tío del tiempo no lo dijo... En fin, que un rollo. A eso hay que añadir que las paredes son de papel. A veces no sabías si el amor se estaba perpetrando en la habitación de al lado o justo debajo de tu cama. Una cosa escandalosisisisisisima. Pero bueno, al menos te echas unas risas.
Nos llamó la atención que en ese pueblo tan turístico, en sábado cierran casi todos los bares a las 11 de la noche. El único que encontramos abierto, y en el que cenamos dos noches, fue uno que había en la plaza de la iglesia. Comimos una selección de quesos de la zona muy ricos.
La última noche descubrimos el que hubiera sido nuestro sitio por excelencia de haberlo descubierto antes,
Enoteca el Cantón. Una decoración de lo más pretty chic y una colección de fotos preciosa. Pero, lo mejor, sin duda, es la selección de vinos. Tú te acercas a la pared que hay detrás de la barra y eliges el vino que más te guste. Yo, como de costumbre, me dejé aconsejar por el camarero y pedí uno de los vinos de la casa. Y como de costumbre también, no me acuerdo de cuál fue. De cenar pedimos una selección de quesos cántabros que estaban riquísimos y una tosta de morcilla con confitura que nos dejó un paladar de lo más dulce. Lástima no haber descubierto este sitio antes...
Nos fuimos de mariscada a San Vicente de la Barquera y yo salí indignadísima porque no nos pusieron las dos ostras que ponía en la carta. También estuvimos de tapeo a Santander.
El último día fuimos a la playa de Comillas y disfrutamos como enanos de la brisa y el paisaje.
FIN
He de decir que tanto turismo gastronómico me ha pasado cara factura física. Pero mmmmmm...... no cambio lo vivido ni siquiera por el cuerpo de la Bündchen. Son kilos de felicidad!!!!
Y esto me lleva a hacer la siguiente observación: Nunca he sido flaca y feliz a la vez. Pues a tomar por culo la dieta! Soy feliz como una perdiz!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
El próximo viaje será fuera de España. Pero adónde? Alguien quiere recomendarme un hotel de ensueño? Ya sabéis, la ciudad, el país o el continente me dan igual.
Os pongo unas poquitas fotos de las 900 (sin exagerar) que hemos hecho.
Besos mil!!!!!
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Tula Malcriada |
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