Nunca jamás me han gustado los calendarios que se cuelgan en la pared. Me parecen la antítesis del buen gusto y me he negado siempre a tener uno en casa. Será porque he crecido rodeada de los calendarios de publicidad que daban las empresas un par de meses antes de Navidad. Las tías en pelota de los calendarios de los talleres mecánicos o los paisajes insulsos, gatos posadores o santos varios que había en los de mi casa y en las casas de mis amigos. Y yo siempre pensaba lo mismo: "¿No preferirían no saber el día que es?"
Hay comodidades de las que prefiero prescindir en aras de la estética, y los calendarios, así como las mesas camilla, son objetos vetados en mi hogar. Así me congele!!!!
Pero este año, debido a esa magnífica frase (que no sé quién coño inventó) de "hoy por ti y mañana por mí", me tocó ceder en uno de los caprichos del míster. Quería un calendario. Pero no un calendario cualquiera, no, que el míster cada vez va entendiendo más eso del "in&out"; el calendario de Mr. Wonderful.
Mira , que igual me planteo ir cambiando de opinión... :-)
Yo cada año tengo uno de Audrey...es en blanco y negro y luego las fotos que me gustan, las enmarco....yo soy asinnnnnnn jajjja
ResponderEliminarbesazo