Cuando era pequeña los niños del colegio (los muy cabritos, grrrr...) me llamaban vaca.
Una vez, cuando tenía entre 7 y 9 años, mi madre me llevó al médico porque me dolían los tobillos, y el médico (el muy cabrón, grrrrr...) le dijo: "Pero señora, cómo no le van a doler con el peso que tienen que soportar!".
Y así, con la ayuda de unos y otros, se empezó a forjar un gran complejo de gorda.
En realidad, mirando fotos ahora, me he dado cuenta de que nunca estuve gorda. Lo mío era más bien lo que dicen las abuelas de los pueblos, estar hermosa. Pero da igual, he arrastrado durante años un complejo que me ha hecho sufrir lo indecible, sobre todo en la adolescencia.
Hoy en día ya me da igual, pero porque me da igual todo en general. Ahora peso 55 kilos y seguramente la semana que viene pese 56 ó 57, pero me la pela. Ya no hago dietas, aunque sí controlo lo que como porque tengo mucha facilidad para engordar y para que se me vaya de las manos. Pero sin obsesiones; anoche mismo me zampé una hamburguesa con patatas fritas y ketchup en un sitio que todo amante del fast food de calidad debería probar alguna vez, el Mad Café.
Querer estar más o menos delgada significa prescindir de un montón de cosas que a mí me dan un placer incalculable. Los dulces, sin ir más lejos. Llevo años renunciando a cualquier tipo de bollería, tartas y chucherías varias.
Hasta que descubrí la dieta Dukan y su manejo de la avena. No es que me vaya a poner a dieta, ni muchísimo menos, pero he descubierto que puedo comer dulces a diario sin engordar. Empecé probando las galletas de avena con avellana (las de coco están también riquísimas), y es magia; te comes tres acompañándolas de agua y se hinflan en tu estómago hasta quitarte el hambre por completo. Y como no llevan ni una pizca de harina, pues mejor que mejor, es un hidrato de carbono diferente. Luego me puse a buscar en internet recetas ricas ricas y descubrí unas cuantas de lo más interesante, oiga!
Todas las mañanas me zampo un buen trozo de bizcocho de chocolate con cobertura frosting (inventada por mí) y a pesar de eso no engordo un gramo (si me porto bien el resto del día, claro está). Y se cocina en un pis pas, que es lo mejor.
Yo no sé si esto será un engañabobos o si es mejor un hidrato de carbono u otro, el caso es que yo me relamo cada día cuando llega la hora del desayuno, lo disfruto como una niña pequeña y no engordo. Eso sí, no tomo más avena el resto del día porque supongo que, como todo, en exceso no debe de ser buena.
Aquí os dejo unas fotos de mi desayuno de hoy sábado, con un trozo del bizcocho en cuestión, zumo, fruta y café. El trocito que veis es la mitad de lo que suelo comer a diario en el trabajo, pero hoy he aprovechado el levantarse sin prisas para prepararme algo más variado.
La receta:
Bizcocho.
- 3 huevos
- 2 cucharas soperas de salvado de trigo (yolo uso integral)
- 4 cucharadas soperas de salvado de avena
- 3 cucharadas soperas de queso batido 0% grasa (yo lo compro en el DIA)
- 1 cuharada sopera de edulcorante líquido
- 1 sobre de levadura
- 1 cucharada sopera de cacao desgrasado (yo uso VALOR, el de la lata)
- Medio vaso de leche
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- Canela al gusto (yo pongo una punta de cuchara de café)
Frosting.
- 1 tarrina de queso de untar light (yo uso el de la marca DIA)
- 1 cucharada sopera de queso batido 0%
- Chorrito de esencia de vainilla
- Edulcorante líquido al gusto
Es muy sencillo. Mezclas bien todos los ingredientes del bizcocho. Te quedará super líquido, pero no pasa nada. Lo pones en dos bols más o menos grandes y lo metes al microondas. Les pones 6 minutos a potencia media. Los sacas, los vuelcas en un plato y verás que por debajo se ha quedado un pelín menos hecho. Pues los vuelves a meter 2 minutos más, pero ya en el plato. Et voilà!
Yo los conservo en un tupper en el frigorífico y me da para cuatro desayunos.
El frosting lo hago a ojo. Pongo los quesos y la esencia de vainilla en la Thermomix y le voy echando edulcorante poco a poco. Lo voy probando hasta que queda de dulce como a mí me gusta. A veces le pongo un par de gotas de limón y tampoco queda mal.
Y ya está. Os juro que queda super esponjoso y que está riquísimo!
Pues yo sí que soy de comer chucherías y bollería, siempre lo he sido, y no engordaba, el problema viene ahora, que me siguen encantando esas cosas y se nota que ya no es lo que era antes( ayyy!! que lástima! Cómo cambian los cuerpos!)y las grasas se van acumulando que no veas!! Así que dos opciones:
ResponderEliminar1- Portarme como una mujer adulta y empezar a cuidarme. (más frutas, verduras, etc..)
2- Hacerme una gran repostera Dukan!
Y mirando la pintaza de tu bizcocho, me decantaría por lo segundo...
Besos!!
Se ve riquisimo!
ResponderEliminarYo fuí delgada, ahora tengo que adelgazar y no lo veo nada nada fácil. Besitos.
ResponderEliminarQUe buena pinta TUlitaaaaaaaaaaa! pues si has descubierto una forma de zamparte un bizcocho sin remordimiento...olé!!!!!!!!!! bizcocho cada dia, y san se acabó!
ResponderEliminarBesazo
De vuelta de vacaciones vengo a visitar a Tula y que me encuentro.......tchan, tchan...la receta mágica para disfrutar sin remordimentos!!!! Eres todo un pozo de sabiduría y sorpresas chica!!
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